“Ciencia y religión”


G.K. Chesterton[1]

 

En estos días se nos acusa de atacar a la ciencia porque queremos que sea científica. En verdad no es una falta de respeto hacia nuestro médico el decir que él es nuestro médico, no nuestro cura o nuestra mujer o uno mismo. No es el trabajo del médico el decir que debemos ir a un balneario; su trabajo es decir que ir a un balneario tiene ciertas consecuencias para la salud. Evidentemente, tras ello, nosotros juzgaremos. Las ciencias naturales son como una suma: o es verdadera o es falsa. Mezclar ciencia con filosofía sólo puede ser causa de una filosofía que ha perdido su valor ideal y una ciencia que ha perdido su valor práctico. Yo quiero que mi médico particular me diga si esta comida me matará o no. Y que mi filósofo particular me diga si yo debería morir. Y pido disculpas por decir estas verdades obvias. Pero lo cierto es que he estado leyendo un panfleto escrito por un conjunto de hombres muy inteligentes que parecen no haber oído ninguna de estas verdades obvias en sus vidas.

Aquellos que detestan al inofensivo escritor de esta columna se limitan generalmente (en la explosión final de su enfado) a decir que es brillante; lo cual hace tiempo que es una expresión de desprecio en nuestro periodismo. Pero temo que incluso esta expresión de desdén no me hace honor. Estoy cada vez más convencido de que sufro no de una tímida o estridente impertinencia, sino una simplicidad que limita con la imbecilidad. Debe de ser que yo soy muy torpe y todo el mundo es muy inteligente. Acabo de leer una importante recopilación, que me enviaron en el nombre de una gente a la que debo el más alto respeto, llamada "Nueva Teología y Religión Aplicada". Y verdaderamente he ido leyendo a lo largo de las columnas sin saber de qué estaban hablando. O bien es sobre alguna clase religión oscura y bestial en la que se criaron, y de la que yo nunca he oído hablar, o bien sobre cierta visión resplandeciente y cegadora de Dios que descubrieron, la cual yo no he encontrado nunca, y que por su propio esplendor confunde su lógica y su discurso. El mejor ejemplo que puedo citar está en conexión con lo que acabo de decir sobre las ciencias naturales. Las siguientes palabras las escribieron y firmaron hombres cuya inteligencia respeto, y no soy capaz de entenderlos en absoluto:

"Cuando la ciencia moderna estableció que el proceso cósmico no incluía un suceso histórico correspondiente a la Caída[2], sino que hablaba de un incesante ascenso en la escala del ser, es obvio que el esquema paulino (es decir, el proceso de salvación explicado por Pablo) ha perdido su fundamento; ¿acaso no se funda en la total depravación de la raza humana heredada de los primeros padres? Pero ahora no hay una Caída; no hay una depravación total, o un peligro inminente de condenación eterna; y, sin la base, el desarrollo se pierde."

Está escrito en un inglés elegante y excelente; debe tener algún significado. ¿Pero cual puede ser ese significado? ¿Cómo puede la ciencia probar que el hombre no está depravado moralmente? Uno no puede abrir en canal a un hombre para buscar sus pecados. No puede hervirlo hasta que expulse los humos verdes de la depravación. ¿Cómo puede la ciencia encontrar rastro alguno de una caída moral? ¿Qué rastros espera encontrar el autor? ¿Quizá un fósil de Eva con una manzana fósil dentro? ¿O supone que los siglos habrán preservado para él un esqueleto completo de Adán con una hoja de parra enganchada? Todo el párrafo que he citado no es más que una serie de afirmaciones inconsecuentes, todas falsas en sí mismas e irrelevantes unas para las otras. La ciencia nunca dijo que es imposible que exista una Caída. Es posible que haya habido diez caídas en el pecado, una detrás de la otra, y ello sería perfectamente consecuente con todo lo que sabemos a través de la ciencia. La humanidad habría podido empeorar moralmente por millones de siglos, y ello no sería una contradicción a la evolución. Los hombres de ciencia (no siendo los locos rabiosos) nunca dirían que ha habido "un crecimiento incesante en la escala del ser"; un crecimiento incesante significa un crecimiento sin ninguna caída o fracaso; y la evolución natural está llena de caídas y fracasos. Hubo caídas en lo material; pudo haberlas en lo moral. Así que, como dije, estoy sinceramente alterado por lo que significan pasajes como este, en los que gente avanzada dice que, porque los geólogos no saben nada de la Caída, entonces la doctrina de la depravación moral es falsa. Dado que la ciencia no ha encontrado algo que es imposible que encuentre, entonces, otra cosa totalmente distinta, la sensación psicológica del mal, es falsa. Puede resumirse el argumento del autor de forma drástica, pero exacta, de este modo: "No hemos encontrado los huesos del arcángel Gabriel, quien probablemente no tuviera huesos, por eso los niños pequeños, dejados a su propio cuidado, no son egoístas." Para mi es salvaje y perturbante; es como si alguien dijera "el fontanero no ha encontrado ningún problema en nuestro piano, por ello supongo que mi mujer no me ama".

No pretendo explicar aquí la verdadera doctrina del pecado original, ni la versión probablemente falsa que el autor de la Nueva Teología llama doctrina de la depravación. Pero aún la peor doctrina de la depravación es producto de una convicción espiritual; no tiene nada que ver con los remotos orígenes naturales del hombre. Los hombres tienen una naturaleza herida por el pecado porque ellos mismos se sienten heridos. Si un hombre se siente herido, no sé por qué tiene que sentirse bien de repente porque alguien le diga que sus antepasados tuvieron cola. Por lo que sabemos, la pureza e inocencia originales del hombre han podido perderse con la cola. Lo único que sabemos sobre la pureza e inocencia originales es que nosotros no las tenemos. Nada puede haber más cómico, en sentido estricto, que postular algo tan sombrío como las conjeturas de un antropólogo sobre el hombre primitivo contra algo tan sólido como el sentimiento humano de pecado. Por su propia naturaleza no se puede encontrar pruebas del Edén. Por su propia naturaleza no se pueden encontrar pruebas del pecado.

Con algunas afirmaciones no estoy de acuerdo, otras no las entiendo. Si alguien dice "creo que la raza humana sería mejor si se abstuviese totalmente de bebidas fermentadas", puedo entender lo que dice y como su visión puede ser defendida. Si dice "quiero prohibir la cerveza porque yo soy un hombre con templanza", su comentario no tiene ningún sentido para mí. Es como decir "quiero abolir las calles porque soy un caminante moderado". Si uno dice "yo no soy Trinitario", lo entiendo. Pero si dice, como un vago me dijo a mí, "yo creo en el Espíritu Santo en un sentido espiritual", yo me marcho confundido. ¿En qué otro sentido de puede creer en el Espíritu Santo? Siento decir que este panfleto de ideas religiosas progresistas esta lleno de desconcertantes observaciones de este tipo. ¿Qué puede querer decir la gente cuando dice que la ciencia ha cambiado su visión del pecado? ¿Qué tipo de visión del pecado tendrían antes de que la ciencia la cambiase? ¿Pensaban que era algo que se comía? Cuando la gente dice que la ciencia ha turbado su fe en la inmortalidad, ¿qué quieren decir? ¿Pensaban que la inmortalidad era un gas?

Por supuesto, lo cierto es que la ciencia no ha introducido ningún nuevo principio en esas cuestiones. Un  hombre puede ser cristiano hasta el fin del mundo, por la sencilla razón de que otro ha podido ser ateo desde el inicio. La materialidad de las cosas es evidente, no se requiere ninguna ciencia para encontrarla. Un hombre que ha vivido y amado se muere y los gusanos se lo comen. Eso, si quieres, es materialismo. Eso, si quieres, es ateísmo. Si la humanidad ha creído a pesar de eso, puede creer a pesar de lo que sea. Si acaso el destino del hombre es más desesperado porque conozcamos los nombres de todos los gusanos que nos van a comer, es algo difícil de vislumbrar. Mi principal objeción a estos revolucionarios pseudo-científicos es que no son nada revolucionarios. Son como el grupo de lo tópico. No alteran la religión: más bien la religión les altera a ellos. Sólo son capaces de responder a la gran paradoja repitiendo verdades evidentes.

 

 

 

 



[1] Chesterton, G.K., "Science and religion", All things considered (Traducción propia)

 

[2] Se refiere a la de Adán y Eva en el pecado al comer la manzana en el Edén; es típico llamarlo "la Caída" ("the Fall") en inglés, pero en castellano hablamos normalmente del “pecado original” (NdT).

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