La parroquia (1)

La Iglesia define la parroquia como “una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (CIC c. 515.1). Esta definición nos da una idea de lo que debe ser una parroquia, con esas tres características esenciales:

1.     La parroquia es una comunidad de fieles:  la existencia de la parroquia supone que hay fieles católicos. No basta que haya una iglesia, ni que haya una serie de costumbres arraigadas, ni que haya un territorio que se identifique con esa parroquia… Una parroquia es una comunidad de fieles, es decir, un conjunto de personas que han sido bautizadas y que tratan de vivir su fe.

2.     La parroquia está bajo la autoridad del Obispo: las parroquias son parte de la Iglesia católica y esa unidad con la Iglesia se concreta en la unión con el Obispo diocesano. Y el Obispo tiene una autoridad imprescindible, por eso en las parroquias no podemos hacer lo que nos dé la gana, sino que debemos seguir siempre las normas de la Iglesia y actuar en comunión con el Obispo.

3.      La parroquia está encomendada un párroco: el último elemento es el cura, que debe estar en la parroquia como pastor. Esto significa que es el encargado de ejercer, de modo directo, esa autoridad para enseñar, santificar y regir esa porción del Pueblo de Dios que es la parroquia.

Muchas veces nos lamentamos del triste estado de nuestras parroquias y ensoñamos recordando mejores tiempos. La principal diferencia con aquellos tiempos es que antes había muchos cristianos, que rezaban, se confesaban, iban a Misa los domingos y colaboraban para sacar adelante muchas cosas. Con el paso del tiempo, nuestras parroquias se parecen más a salones de eventos, donde reunimos a la gente para determinadas celebraciones, más que a auténticas parroquias.

¿Cómo puedo mejorar mi vida cristiana? ¿Cómo estoy de preparado para el día que Dios me llame a su presencia? Esas son las preguntas de auténtica importancia, que responden a misión que Cristo dio a la Iglesia. La parroquia debe ser un medio para alcanzar esos objetivos. Las que no lo sean, terminarán por desaparecer.

Anterior
Anterior

La parroquia (2): el Obispo